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El gobernador Fernández Ordóñez no quiere que le estalle un nuevo incendio en las cajas de ahoros, después de la CAM y de la actual batalla entre Bankia y Banca Cívica para salir antes a bolsa. Así, ante noticias alarmantes como la marcha atrás de NovaCaixa en su plan de recortes salariales, MAFO dio ayer un puñetazo en la mesa: "La caja que no cumpla sus planes para reestructurarse será intervenida y vendida en el mercado". Planes que implican de forma generalizada nuevas reducciones de plantilla y disminuciones de sueldo.
Un portavoz del Banco de España matizó que no se trata de intervenir a las que no capten el capital que necesitan de forma privada, puesto que para eso está el FROB, sino aquellas que no cumplan los objetivos incluidos en sus planes de recapitalización en términos de reducción de costes, cierre de oficinas, mejoras de la eficiencia y de la rentabilidad, etc.
Todas las entidades se han comprometido a alcanzar unas metas muy ambiciosas en estas áreas, tanto las que han solicitado dinero al FROB como las que no; pero en estas últimas la inyección de dinero público está sujeta a estos requisitos. Y si la primera que pone en marcha estas medidas, NovaCaixaGalicia -la entidad más ineficiente de España- se echa atrás a las primeras de cambio, la cosa empieza muy mal. De ahí la advertencia del gobernador.
La entidad que preside Julio Fernández Gayoso anunció la semana pasada un nuevo ajuste laboral con el fin de ahorrar 43,5 millones de euros al año, que es lo que ha prometido al supervisor. "O cobrar menos, o ser menos", planteó el director adjunto ejecutivo (en NovaCaixa existen estas denominaciones, dada la multiplicidad de cargos), Javier García de Paredes.
Sin embargo, este fin de semana dio marcha atrás y retiró su planteamiento asegurando que ha encontrado "otras partidas de las que recortar" sin tocar los salarios. La caja tal vez se refería a la venta del 15% de Pescanova por 88,4 millones de euros, anunciada ayer.
Dura batalla con los sindicatos
Este movimiento no ha gustado nada en Cibeles y eso es lo que ha motivado la advertencia lanzada ayer por Fernández Ordóñez. Porque la batalla que se va a librar es muy dura: "La única forma de recortar todavía más los costes es reducir plantilla. Y esta vez las entidades no tienen capacidad para ser generosas como con las prejubilaciones, ni pueden seguir aplicando esa fórmula con empleados cada vez más jóvenes", explican en una caja embarcada en este proceso.
Los sindicatos, por su parte, han puesto el grito en el cielo y no están dispuestos a aceptar más sacrificios laborales en las cajas. "Van a tener una oposición muy dura y no creemos que pueda salir adelante esta nueva ronda de recortes", aseguran fuentes sindicales.
De momento, la única capaz de alcanzar un acuerdo ha sido CatalunyaCaixa, que ha pactado 330 nuevas salidas con los representantes de los trabajadores al ofrecerles las mismas condiciones que a las 1.300 anteriores. Pero la batalla no ha hecho más que empezar y MAFO tensó ayer la cuerda.
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