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José Manuel Lara García-Píriz (EFE) |
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Casi 12 años después de que José Manuel Lara (Planeta), Isak Andic (Mango), Héctor Colonques (Porcelanosa), Joaquín Folch-Rusiñol (Titán) y Miguel Bosser (Textil M. Bosser) comprasen el 12,5% de Banco Sabadell a La Caixa por 1.295 millones, la burguesía catalana ha dado carpetazo a una de las inversiones más ruinosas que se recuerdan. Según confirman fuentes financieras, esta semana los Lara han vendido el 2% que aún les quedaba en la entidad financiera para poder hacer frente a las deudas con sus acreedores, lo que supone el punto y final a una operación orquestada en su día por Josep Oliu para proteger el catalanismo del banco.
Las mismas fuentes aseguran que Société Générale y Deutsche Bank —los últimos acreedores que se atrevieron a prestar dinero a José Crehueras, presidente de Planeta, para intentar salvar esta aventura— han recibido en garantía el 2% que aún mantenía la compañía editorial a través de Inversiones Hemisferio, el brazo financiero de la familia Lara. Con la colocación entre fondos internacionales de esta participación por un importe cercano a los 140 millones de euros, los dueños de Antena 3 y Onda Cero se salen finalmente del Sabadell, del que llegaron a tener cerca del 7% del capital, ya que lideraron en la Navidad de 2006 la compra del 12,45% del banco a La Caixa.
La desinversión se ha saldado con unas pérdidas estimadas —todavía no han hecho público el último deterioro— de unos 500 millones de euros. Aunque Hemisferio tardó nueve años en reconocer parcialmente el agujero de su apuesta para evitar entrar en causa de disolución, en el ejercicio 2015 ya tuvo que admitir un roto de casi 300 millones y ahora tendrá que poner sobre la mesa otras minusvalías de prácticamente 200 millones después de que José Lara Garcia, hijo del fallecido José Manuel Lara Bosch, saliese del consejo de administración del banco el pasado mes de mayo.
El presidente de Banco Sabadell, Josep Oliu (i), en la junta general de accionistas de la entidad.
Los cerca de 140 millones obtenidos por esta venta han ido a parar directamente a los acreedores, entre otros, el propio Banco Sabadell, con el que Hemisferio tenía una deuda de entre 200 y 300 millones. Para poder cobrar sus créditos, la entidad ya había hecho una quita suave a los Lara, que en los últimos meses han anunciado asimismo el traspaso de su sede social en Barcelona por 210 millones a Blackstone y su participación en Editis, la compañía editorial francesa, por 900 millones. De esta forma, la familia gana en tranquilidad, reduce significativamente su pasivo y adecua su balance a la generación de caja de sus participadas, como Antena 3 y Planeta.
Antes que Planeta, Isak Andic ya se deshizo de su inversión en el Sabadell. Fue el primero en reconocer que la aventura había sido fallida y admitidó pérdidas de 361 millones contra sus cuentas de 2014. Lo hizo después de refinanciar la deuda de todos sus socios del núcleo duro de la entidad en hasta tres ocasiones sin que la cotización recuperase los ocho euros que pagaron por cada una de las acciones. Finalmente, a principios de 2017, vendió la participación del 1,7% que aún le quedaba en el banco para invertir en inmuebles.
Un mal negocio
También se fue del capital Folch-Rusiñol, que ha dado por perdidos más de 70 millones entre inversión directa y préstamos convertibles en capital que todos los inversores dieron a Famol Participaciones, la sociedad cuyas iniciales se corresponden con los nombres de las tres reconocidas familias catalanas. KPMG, el auditor de este vehículo instrumental creado para financiar parcialmente la toma del Sabadell, advirtió en su último informe anual de que estaba en quiebra técnica con un agujero patrimonial de 322,49 millones.
Así las cosas, el núcleo duro del Sabadell, que hace apenas un año aún renovó su contrato de sindicación para ejercer de forma conjunta sus derechos, desaparece y deja la entidad sin el blindaje contra operaciones corporativas hostiles, el verdadero objetivo por el que se creó en 2006. Entre todos, han perdido unos 900 millones de euros, cantidad que sería aún mayor si se tienen en cuenta las suscripciones de las sucesivas ampliaciones de capital que llevó a cabo el banco. Una de ellas, la de 2012 para adquirir la Caja de Ahorros del Mediterráneo, se hizo a 1,3 euros por acción, el precio al que cotiza actualmente.
Ahora, la entidad catalana, aún presidida por Josep Oliu, el promotor de este andamiaje, de casi 70 años de edad, ha alcanzado una dimensión que supera con creces su vinculación natural tras adquirir entidades como la citada caja alicantina y el británico TSB por 2.300 millones, además de extender sus tentáculos a Estados Unidos —ya vendió estas filiales— y a México. |