La entidad recibe los inmuebles a cambio de cerrar créditos pendientes
Banco Sabadell-CAM se quedará definitivamente con la Ciudad Ros Casares, ubicada en el límite de Valencia y presentada en su día como una de las más modernas urbanizaciones empresariales de Europa. La deuda contraída para levantarla y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, que ha provocado que buena parte de la misma se siga sin vender, han dado al traste con el proyecto.
El acuerdo alcanzado entre la entidad financiera y el Grupo Ros Casares prevé que a cambio de quedarse con los inmuebles, Sabadell-CAM cancelará una serie de créditos. El grupo empresarial permanecerá en régimen de alquiler en la parte del complejo que ya alberga sus oficinas centrales.
El proyecto se inició al final del periodo de expansión, en 2007, y su inauguración, tras una inversión cercana a los 220 millones de euros, se produjo ya en pleno naufragio del sector inmobiliario.
La antigua caja de ahorros era desde el principio socia de la urbanización con un 20%, y ahora se quedará con los 14 edificios que lo componen. En ellos hay 540 lofts, 149 oficinas y 4.500 metros cuadrados destinados a locales comerciales, la mayor parte de los cuales continúan vacíos. El complejo, a cuya inauguración asistió la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, se presentó como “tecnológicamente avanzado” y está ubicado entre la avenida de Tres Forques y la V-30.
Aunque el acuerdo parece en sí mismo sencillo —inmuebles a cambio de deuda—, el pacto alcanzado entre el Grupo Ros Casares y Sabadell-CAM es complejo y ha requerido largas negociaciones. Ambas partes se han dado tres meses de plazo para la realización de trámites antes de que quede cerrado.
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