Las ventas que sufrió ayer Santander -cayó más que el resto de entidades tras la entrada en circulación de sus nuevas acciones- anticipan la suerte que correrán tanto Sabadell, que también va a canjear sus preferentes, comoBBVA, que en los próximos meses van a convertir en acciones los bonos que dio a los inversores a cambio de sus preferentes. Y provocan un efecto arrastre.
La mayor caída del banco presidido por Emilio Botín se explica por la entrada en circulación de sus nuevos títulos, un hecho normal y puntual que hay que situar en un entorno negativo, de incertidumbres y de elevada volatilidad para la banca, que en los próximos meses se moverá en rangos. El momento de conversión ha sido, según los expertos, desfavorable.
“Al final, el cliente de las participaciones preferentes -sobre todo teniendo en cuenta la forma en que se han vendido en las sucursales- tiene un perfil más conservador y de renta fija y no admite el riesgo de la renta variable, por lo que es normal que acabe vendiendo sus participaciones, al menos una parte importante de los que han realizado el canje”, explica un analista de Atlas Capital. Desde Capital Markets comentan que además del perfil del inversor, las ventas se amplían por el momento en el que se ha producido la ampliación.
Hay que tener en cuenta que estos títulos, aunque tienen menos riesgo que las acciones ordinarias, no son una inversión completamente segura –puede caer el precio y suspenderse el cupón si el banco entra en pérdidas- y, además, tienen muy poca liquidez.
El impacto negativo del canje es puntual y no debería prolongarse más de dos o tres días, aunque introduce un elemento negativo en un sector que ya está bastante tocado y “en tela de juicio”, según los expertos consultados por Cotizalia.
Como explica Fernando Hernández, de Inversis, “hay que dibujar la caída de la última sesión dentro de un contexto en el que la banca afronta un año de incertidumbres -ayer mismo el ministro de Guindos cifró en 50.000 millones de euros las provisiones que tiene que afrontar el sector-, ampliaciones de capital y problemas por la deuda europea”. Todo esto anticipa “unos primeros meses muy volátiles para el sector”, lo que significa que cualquier hecho negativo, como que haya más papel en el mercado, va a arrastrar a las cotizaciones.
Santander ha provocado un efecto arrastre en BBVA, cuyos inversores han aprovechado que el segundo banco español estaba en máximos de las últimas semanas para hacer una toma de beneficios. Y la lectura, comenta Hernández, puede ser también que BBVA deberá hacer lo propio en unos meses.
Movimientos en rango para un sector en tela de juicio
Sin embargo, Hernández resta importancia a las caídas que provocaron ayer las nuevas acciones de Santander o las que tendrán lugar cuando se hagan el canje de Sabadell y la conversión de BBVA. “El problema de la banca es más estructural y en los niveles en los que se encuentran los bancos actualmente, el recorrido para este año es limitado”.
Santander ha caído un 51% desde los máximos de enero de 2010, cuando las acciones del sector financiero se habían recuperado del desplome post-Lehman. Todavía están por encima de los mínimos de enero. Un recorrido similar ha hecho BBVA, un 47% más barato que hace dos años.
Los analistas no esperan que los dos grandes bancos españoles -ni el sector en general- vayan a volver a los mínimos de hace tres años, aunque tal y como están las cosas, señalan, tampoco se puede descartar que suceda.
El desplome llegaría si el escenario macro sigue empeorando y la crisis de deuda se enquista. Pero lo más probable es que “el sector financiero se vaya a mover en rango, un rango amplio, eso sí, de entre el 15% y el 20%. Y las rupturas son poco probables”, según Hernández. “Desde un punto de vista técnico no deberíamos volver a tocar los mínimos de 2009”, comentan desde Capital Markets.
Los bancos europeos en general -no tanto Santander y BBVA- se han acercado bastante a los mínimos de 2009, están en niveles muy bajos, entre el 0,3 y el 0,4 de su valor en libros. Más allá de esos mínimos es difícil que caigan salvo que se esté pensando en una quiebra de la entidad, explica un analista, que sitúa para los dos grandes bancos españoles los 5 y 5,5 euros como “niveles de compra”. |