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La segunda oleada de fusiones bancarias es más que una sospecha bien fundada. Ayer, en una jornada de trabajo a la que asistieron 490 empresarios, el presidente del Banco de Sabadell, Josep Oliu, advirtió que ni estamos en el momento inicial ni en la fase final del proceso. En el acto se trataba de analizar el papel de los bancos en el esfuerzo de internacionalización empresarial. El aforo se quedó pequeño.

El Sabadell ha dado prioridad a Galicia en sus planes de expansión. En esta comunidad dispone solo de 29 oficinas, y, en estos momentos, la entidad catalana entiende que este es un territorio más que apetecible.

En este sentido, distintas fuentes consultadas, han asegurado que el banco de Oliu está dispuesto a «conversar» con entidades gallegas -lo que incluiría Novagalicia Banco- y nacionales para ampliar sus perspectivas de negocio.

Galicia sería prioritaria, máxime si la operación de compra de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) -en cuya subasta el Sabadell se ha quedado solo- no llegase a buen puerto. Con todo, en el banco de Oliu, a priori, y a la espera de lo que suceda el viernes, albergan un porcentaje de éxito muy elevado, tras la sorprendente retirada de la puja de las tres mayores entidades bancarias: Santander, BBVA y La Caixa.

Al finalizar la jornada, el Sabadell subrayó al finalizar la gran respuesta del empresariado gallego a una convocatoria que puso en evidencia, entre otras cosas, la urgente necesidad de crédito de las empresas, como después admitió el conselleiro de Economía e Industria, Javier Guerra.

El Sabadell -al que recientemente le resultó imposible llegar a un pacto de integración con el Banco Pastor- se presentó como una entidad que puede ayudar a la internacionalización. Durante esta crisis «se ha puesto de manifiesto que las empresas competitivas que están internacionalizadas y tienen capacidad competitiva de exportación no la están sufriendo», subrayó Oliu, para quien «a una parte del mundo le está yendo bien y tira» del tejido empresarial.

El presidente del Sabadell restó importancia a la advertencia de la agencia Moody?s de rebajar el rating de la deuda a 21 entidades españoles, entre ellas su propio banco. A su juicio, se debe a que «están revisando toda la concepción de ratings que había hasta ahora». «No tiene más importancia», concluyó, con relación a 87 bancos de 15 países sobre los que pende la amenaza.

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