Los alrededor de 50000 propietarios de cuotas participativas de la CAM no tendrán la posibilidad de volver a comprar o vender sus títulos en bolsa; Fuentes oficiales de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) han asegurado a Cotizalia que dadas las circunstancias actuales “no resulta previsible que las cuotas vuelvan a cotizar”
El organismo supervisor considera que no hay información económica suficiente, que el emisor ha adelantado que el valor de las cuotas es cero y que es posible que estos títulos sean amortizados, como el propio Banco CAM anunció en un hecho relevante el pasado 15 de diciembre.
Por lo tanto, el destino de los inversores que no vendieron antes del 9 de diciembre queda en manos de la buena voluntad del Sabadell. Como también ha adelantado este diario, el banco que preside Josep Oliu ofrecerá una compensación a los clientes particulares de la CAM atrapados en las cuotas, aunque en tanto clientes y no partícipes, y como mera estrategia comercial para evitar su fuga a otras entidades.
El miércoles, el consejero delegado del banco catalán, Jaime Guardiola, transmitió a los representantes de l´Associació d´Impositors Valencians de la CAM que, en estos momentos, "no hay solución" para las cuotas participativas, que fueron suspendidas de cotización el 7 de diciembre antes de que su hiciese pública la adjudicación de la CAM a Sabadell.
La jugada se repitió dos días después, después de que Sabadell asegurase que las cuotas carecían de valor. Aunque el banco matizó en un hecho relevante que “es de prever que las cuotas participativas no tengan valor económico significativo”, desde entonces los supervisores y Sabadell se han ido pasando el muerto de unas cuotas que valían 1,34 euros el día de la suspensión y que habían subido un 52% en las seis sesiones anteriores. Evidentemente, los inversores estaban esperando otro final. Tanto es así que se estaban asginando a las cuotas un valor de mercado de 67 millones de euros.
Cambio de escenario radical
El cambio de escenario ha sido radical. Los cuotapartícipes de la CAM –que estaban más que inquietos tras la ruptura del Banco Base y los intentos de venta de la entidad- vieron el cielo abierto cuando el consejo anunció una OPA de exclusión de sus títulos el 21 de julio, con la intención de amortizarlos. Ofrecía un precio de 4,7714 euros, lo que suponía una pérdida del 18,3% para los que mantenían las cuotas desde su salida a bolsa en 2008. Un peaje que iban a aceptar encantados dada la situación: ofrecía una salida con una pérdida asumible.
Pero un día después el FROB intervenía la caja, y el 25 de julio daba marcha atrás en esta medida alegando que una entidad con unas necesidades de capital de 2.800 millones no podía destinar recursos a amortizar las cuotas. El gozo de los inversores en un pozo. Más tarde, El Confidencial dio cuenta de que esta OPA de exclusión había sido un desafío del todavía presidente de la caja, Modesto Crespo, al Banco de España y que fue precisamente eso lo que desató la intervención.
Ahí surgieron las primeras protestas de los afectados, puesto que el Banco de España cercenaba –ahora queda claro- la única posibilidad de recuperar parte de su dinero. Pero no fue la única medida del gobernador Fernández Ordóñez perjudicial para los tenedores de cuotas. Más grave aún si cabe fue que no incluyera en el cuaderno de venta de la entidad ninguna obligación para el comprador referida a estos títulos.
Esto exime ahora de responsabilidades al Sabadell, que ha reiterado que no puede hacer nada con las cuotas porque quedan en manos de la caja, no del Banco CAM, que es lo que ha comprado la entidad catalana. Y la CAM sigue en manos del FROB. Asimismo, al hacerse el Fondo de Garantía de Depósitos con el 100% del banco antes de su venta (operación que se ejecutó el pasado 15 de diciembre), la caja perdió cualquier derecho a cobrar dividendos y, con ella, las cuotas participativas.
Con esta noticia de que las cuotas no van a volver a cotizar y que el FROB va a amortizarlas a valor cero en cuanto se publiquen las cuentas anuales de 2011, se consuma la tragedia de los partícipes. Y resulta llamativo que el fondo que gestiona el Banco de España, el que ha podido pero no ha querido buscar una solución, se escude en que “el folleto de emisión prevé que como consecuencia de la compensación de pérdidas, los cuotapartícipes pueden llegar a perder todos sus recursos”.
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