El dueño del Herrero está decidido a ganar tamaño y optará por una caja estatalizada si no se queda con la entidad alicantina
El Banco Santander, dueño de Banesto, y el Banco Sabadell, que en Asturias y León opera con la marca asturiana Banco Herrero, se presumen como máximos candidatos para quedarse con la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), la entidad alicantina que fue intervenida en julio por el Banco de España y el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), cuatro meses después de que la fusión de cajas liderada por Cajastur la expulsara de su proyecto de integración por su mala situación económica.
Sabadell, el grupo bancario que más entidades ha absorbido en tiempos recientes en España (se ha anexionado seis bancos -dos en Asturias- desde 1996), está dispuesto a apostar al límite de su capacidad para quedarse con la entidad alicantina. «Vamos a por todas», admitió una persona conocedora. Si se le escapara CAM, el Sabadell-Herrero tiene ya puesto su objetivo en uno de los grupos de cajas que han sido nacionalizados por el FROB.
Por la CAM se han presentado seis ofertas no vinculantes: Santander (que pretende la caja alicantina para su banco vinculado, Banesto), Sabadell, BBVA, la Caixa, Barclays, J. C. Flowers e Ibercaja. El Banco de España pretende que estos grupos presenten las ofertas definitivas y vinculantes con carácter «inmediato». Aunque el supervisor bancario quería privatizar CAM antes de las elecciones del día 20, accedió a demorar la decisión a petición de algunos de los pretendientes, que pidieron tiempo para buscar financiación. El escenario que se maneja es que la CAM sea adjudicada entre finales de noviembre y los primeros días de diciembre, confirmaron varias fuentes financieras. La oferta elegida será la que entrañe menor coste para el erario público.
Para intentar quedarse con CAM, el Sabadell -que ya intentó hacerse con Cajasur y con Banco Pastor y que en diciembre consumó la anexión del Banco Guipuzcoano- está acometiendo la mayor operación que haya realizado hasta ahora para un proyecto de absorción de un competidor. La entidad catalana ha constituido sendos equipos de trabajo (uno, para la captación de capital y otro, para realizar la auditoría previa), con la mayor movilización de altos ejecutivos y responsables de diversas áreas respecto a cualquiera de sus anteriores anexiones.
El Santander, pese a que precisa reforzar sus recursos propios una vez que ha sido catalogado como entidad sistémica por su gran tamaño, tiene mucho interés en CAM para completar el despliegue territorial de Banesto, su segunda marca.
Sabadell-Herrero, con unos activos de 97.000 millones, se ha visto relegado por el proceso de fusiones del cuarto al sexto puesto del ranking financiero español por volumen. El banco catalán se ha propuesto dar el salto al grupo considerado sistémico y eso pasa por superar con cierta holgura los 100.000 millones de activos. El empeño no es una cuestión de prurito o prestigio. Para las entidades con fuerte vocación nacional (y el Sabadell cotiza además en el Ibex 35), el tamaño es estratégico para acceder a los mercados mayoristas de financiación en buenas condiciones.
CAM -«lo peor de lo peor», según dijo el 30 de septiembre el gobernador del Banco de España- es una buena oportunidad porque tiene tamaño (casi 74.000 millones de activos), implantación en territorios que Sabadell no tiene aún bien cubiertos y especialización en un segmento de clientela -banca minorista de pequeños clientes- complementario de la del Sabadell, más volcado en profesionales y pequeñas empresas. Además, CAM ya ha recibido un saneamiento por 5.800 millones entre capital y créditos y la entidad que la compre estará protegida durante diez años por los fallidos que surjan por operaciones precedentes: el FROB cubrirá el 80% de los deterioros hasta 2.500 millones y el 90% por encima de esa cuantía. De momento el Santander parece partir con ventaja. Si Sabadell perdiese esta oportunidad, irá a por otra. Su punto de mira se dirigirá en ese caso a una de las cajas nacionalizadas.
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