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Los reyes de los años tóxicos de la CAM

Levante, recopilado por Sindicato Alta - 02/07/2012

 

Los cinco altos directivos de la caja imputados por la Justicia convencieron a todo el sector económico español de que su gestión no solo era buena, sino que era la única posible dadas las circunstancias.

Visitarán los juzgados el próximo 10 de julio

JORGE FAURÓ ALICANTE
Aquello era una fiesta. Una fiesta casi en el sentido literal del término. Una fiesta del activo y del pasivo, de cuotas participativas, de toque de campanas en el parqué de la Bolsa de Madrid y en las páginas salmón del Financial Times. La fiesta subprime. La fiesta tóxica. Un after hour de preferentes y créditos basura. Roberto López Abad (Alcoy, 1955), el ex director general de la CAM, ahora caído en desgracia y citado como imputado por la presunta comisión de delitos societarios, estafa y manipulación del precio de las cosas junto a otros cuatro compañeros de correrías financieras en la principal enseña económica que jamás tuvo Alicante, acabó por convencernos a todos de que la "rave" crediticia podía continuar. Quizá no con tanto champán.
Probablemente con algo menos de caviar, pero proseguir al fin y al cabo, sin temor a que de repente llegaran los padres en mitad del guateque (el Banco de España, el BCE, el Ministerio de Economía o el sursuncorda) y se encontraran la casa hecha unos zorros y arrasada por los efectos de la orgía inmobiliaria.

La fiesta alcanzó a la Caja
Aquello podía seguir con menos alharacas. Con riesgos, sí, aunque, quizá anticipándose a la popular sátira del alcoyano, Roberto López debió de pensar: "aixó ho pague jo". Y aquella fiesta acabó convirtiendo a la caja, entonces la cuarta de España en activos, en una "cosa". Manipulación del precio de las cosas, según sostiene el juez de la Audiencia Nacional Javier Gómez Bermúdez. La CAM como cosa. Sólo hay que imaginar el calibre de lo que se estaba fraguando entonces si tenemos en cuenta que por delante de la CAM, en el segundo y tercer puestos del ránking orgiástico, se hallaban los padres de Bankia, es decir Cajamadrid y Bancaja.
Acabada la fiesta, arrasada y subastada la casa y reprendidos por sus progenitores (falta por determinar el castigo, si lo hubiera, que de eso se encargará la Audiencia Nacional a partir del 10 de julio), el ex primer directivo de Caja Mediterráneo y otros cuatro anfitriones deberán explicar ante la Justicia qué diablos se cocía en la entidad mientras a toda la sociedad alicantina, en particular, y al sector financiero, en general, se le hacía llegar un mensaje bien distinto al que ahora conocemos y cuyo último balance ha arrojado unas pérdidas de 1.136 millones de euros. Junto a él deberán hacerlo el ex director general de recursos de la CAM, Vicente Soriano Terol; el ex director de planificación y control de la caja alicantina, Teófilo Sogorb; el ex presidente del consejo de administración, Modesto Crespo; y la última directora general de la caja y sucesora de Roberto López, María Dolores Amorós.
En esta dolce vita de las finanzas, los ahora imputados hicieron creer al establishment económico que aquello era lo correcto. Lo correcto y lo único posible.
Corrían los años en que un ladrillo se enseñoreaba orgulloso sobre la cresta de una ola inventada años antes tras la modificación de la Ley del Suelo por el Gobierno de Aznar y que el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero no se molestó en corregir.
Una ola de mentirijillas, de parque temático, donde una manifestación pública de los ahora imputados adquiría rango de ley por arriesgada que fuese. "¿Financiaron demasiado alegremente en los años buenos?", preguntaba el firmante de este artículo en una de las contadísimas entrevistas que Roberto López concedía a un medio de comunicación. La respuesta, leída hoy, es de las que eriza el vello: "Financiamos todos los proyectos que entendimos que eran viables y por tanto tenía sentido apoyarlos. Es verdad que la rotundidad de la aparición de la crisis nos ha causado sorpresa, pero hay que aprender de esas cosas. Posiblemente, hasta agosto de 2007 nadie había oído hablar de las "subprime".
Y hay que decir más cosas. No está mal el nivel de sofisticación al que se llega en un mercado cuando tú puedes ir a un tenderete a comprar una hipoteca sin tener trabajo y sin tener ingresos. No está mal siempre que haya información profunda y transparente para todos los intervinientes, o se refleje en un precio adecuado". Hipotecas de por vida sin trabajo ni ingresos. La fiesta podía continuar. La CAM como tenderete.
Y en ese contexto se movían todos aquellos a quienes el juez de la Audiencia ha citado como imputados a partir del 10 de julio.

La "terreta" feliz
Reflejo de este espejismo y en el mayor momento de gloria de los presuntos responsables de este expolio, Alicante no era la excepción del universo económico que se movía entre bambalinas.
Los libros de visitas de algunos restaurantes de la capital constituyen testigos mudos de aquel "swinging Lucentum". En una mesa, Roberto López Abad, Mayra Amorós y Modesto Crespo preparando el camino de éste último a la presidencia de la caja de ahorros; en la mesa contigua, el dueño de Hansa Urbana diseñando su estrategia para acometer inversiones en México y el Caribe con apoyo de la entidad de ahorros; en el restaurante de al lado, el ex presidente provincial del PP, José Joaquín Ripoll, y sus acólitos de partido viendo el modo de controlar la caja y, de paso, aguarle el mandato a Camps; la gente de Camps, en otra punta de Alicante, haciendo lo propio para colocar a un presidente afín al frente de la entidad, un tal Crespo, bien conocido en Elche y Alicante, pero con apenas referencias en el cap i casal y, por supuesto, ajeno al exclusivo club de las grandes fortunas de Valencia; un poco más allá, Enrique Ortiz mostrándose a los periodistas como Marlon Brando en su famoso discurso de Julio César. Pero Bruto, es un hombre honrado. Todos felices. Tiempos honorables.
España crecía, el empleo se desbordaba en mitad de un cielo poblado de grúas y las fábricas de Agost no daban abasto con la comanda.
Los mercados acababan de dar un aviso gravísimo y revelador, cual era la quiebra de Lehman Brothers, pero desde la cúpula de la caja, erigido ya en pope de la economía bancaria y prestigiosísimo gestor, el ex director general se convertía en su propio y eficaz "dircom" cuando aseveraba en la misma entrevista:
Pregunta.- Estados Unidos ya ha entrado en recesión. ¿Cree que a Europa le ocurrirá lo mismo?
Respuesta.- En la UE yo creo que no, y en España desde luego tampoco. Estamos leyendo previsiones de crecimiento para 2008 y para 2009 muy importantes. Discutiremos si es el 2,4% o el 3,1% que dice el Gobierno, o el 1,8% que ha dado el FMI, pero estamos hablando de crecimientos positivos razonables y ajustados a lo que es el nuevo contexto de un país desarrollado y en un entorno euro. Para 2009 se presupuesta algo menos de crecimiento, pero todo el mundo habla también de que se vislumbra una salida a partir de 2010, si no en la segunda mitad de 2009.
Malditas hemerotecas. Era precisamente esa rotundidad y ese afianzamiento en los argumentos (fallidos, como el tiempo se ha encargado de poner en su sitio) con que los ahora imputados razonaban el descalabro que se estaba gestando, y que prácticamente nadie, salvo los técnicos del Banco de España (los mismos a quienes Teófilo Sogorb remitía los informes sobre los estados de cuentas de la CAM), que ya por entonces ponían sobre aviso (con escaso éxito) a Pedro Solbes, se hacía a la idea de la verdadera dimensión que estaba adquiriendo uno de los mayores fiascos financieros desde la caída del Banesto ilustrada por la figura de Mario Conde.
En conversaciones privadas, no obstante, Roberto López reconocía estar "bajando el Tourmalet" con el convencimiento de que si apretaba el freno, las consecuencias podrían ser mucho peores.

 

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