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Hace unos días, el director de zona donde estoy desde hace mas de veinticinco años, convocó a sus directores de oficinas para amenazarles, pues asi son de dictatoriales, lo que les había transmitido nuestro pequeños dios -Roberto- a través del Director Territorial de turno.

La consigna era comunicar a los enanos que la Caja,  nuestra  Caja, va mal, pero no mal, sino rematadamente mal, y ¿No sabéis quien tiene la culpa?: pues sí,  nosotros, los enanos. Por eso ha llegado la hora de decir basta a tanto desmadre de estos ejecutivos que dirigen nuestra Caja, ponernos las pilas y denunciarlo: ¿Cómo es posible que los Consejos Territoriales y de Administración sigan reuniéndose a miles de kilómetros de sus sedes (Carcassonne, La Habana, Roma y Paris- y en hoteles de lujo?, ¿Cuánto nos cuesta que el Presidente Territorial de Murcia -Ángel Martínez- haya sido elegido Gran Pez en el Entierro de la Sardina?, En fin, los de arriba, tanto Consejeros como ejecutivos, miran para otro lado con tal de seguir cada uno es sus privilegiados puestos.

Hay algo que está muy claro, los que nos han llevado hasta esta situación son ellos, que cobran sueldos millonarios, tanto los ejecutivos como otros altos cargos, estos últimos por la via de sentarse en los Consejos de Administración de empresas participadas. A todos ellos hay que decirles que BASTA YA.¡¡

¿Quien es el responsable del desastroso Plan de Expansión que está costando el cierre de multitud de oficinas?, ¿Quien es el responsable del masivo cierre de oficinas internacionales?, ¿Quién está pagando esto?: los trabajadores de la CAM, mediante traslados, ceses y truncamiento de expectativas profesionales, sin olvidarnos de todos aquellos compañeros contratados a los que no se les ha renovado contrato y hoy engrosan las lista del paro.

Quiero pedirle a todos los sindicatos que denuncien estas situaciones, que dejen de pelarse entre ellos y que, remando todos en la misma dirección, consigamos ser de nuevo una caja líder en el sector, desterrando de una vez por todas a los parásitos que se han enquistado en nuestro organigrama.

Un trabajador de la CAM

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