La politización que se está viviendo en el proceso de fusión o no fusión de las dos cajas se ha convertido en un auténtico viacrucis para los más de 8.000 trabajadores directos de Caixa Galicia y Caixanova.
Si en sentido estricto no se puede decir que estas miles de personas son las grandes olvidadas del debate, sí se puede apuntar que ninguno de los grandes protagonistas políticos de este «desencuentro» tienen en consideración la angustia que viven tanto las nuevas generaciones como los próximos a la jubilación. Ninguno de ellos sabe si su vida laboral acabará en su integración en Caja Madrid o en Caja Murcia o si deshojará la margarita para conocer si su futuro profesional pasa por trasladar a su familia a otra ciudad gallega o irse a casa. Parte de la plantilla ya ha decidido no seguir las noticias (algo inviable en la práctica) y otra parte ha optado por despreocuparse porque en sus manos no está la solución al debate. Sea cual sea su postura, ningún trabajador se merece el vapuleo de los políticos. |