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LUIS PRATS PÉREZ Si no puede ser antes, será después; A esa conclusión, y acuerdo, han llegado todos los implicados en la puja por la CAM; Ante la imposibilidad de tener a punto las cuentas, dada la complejidad de ellas según los administradores, antes del comienzo de la campaña electoral, y ante la alternativa de adjudicar la entidad en plena contienda, han decidido alargar la paciente espera de empleados y clientes hasta que el nuevo Gobierno salido de las urnas tome las riendas y continúe con la reestructuración del sector financiero. Concluida la due diligence -valoración de activos y deudas por parte del comprador-, que tendrá inicio en esta semana, las ofertas de los bancos que han llegado a la recta final, serán vinculantes. Dará comienzo entonces la ronda de entrevistas, plicas en mano, de los administradores con los bancos interesados, aunque posiblemente la decisión ya esté tomada, o eso parece desprenderse tras las intempestivas declaraciones del gobernador del BdE, en la recta final de su septenio, hacia la entidad a subastar a la que calificó de lo peor de lo peor, contribuyendo a su minoración.
Aún con el esquema de protección de activos conseguido, parece que a la recta final llegan únicamente cuatro entidades con posibilidades de hacerse con la institución financiera alicantina, a saber: Santander y BBVA, presentes en cualquier movimiento, quizás porque donde esté el uno estará el otro en competencia singular pero con extremas dificultades para mantener un mínimo de oficinas y plantilla, y dos entidades catalanas, Caixabank y Banco Sabadell. Así como el antagonismo de los dos primeros es bien conocido, la sinergia de los segundos no es tan pública. Si bien es cierto que como entidad proveniente del mundo de las cajas, Caixabank sigue manteniendo una cultura que permitiría una absorción llevadera para empleados -a la posible criba se agregaría la actual plantilla Caixabank- y clientes -con trato similar-, además de posibilitar la permanencia de la Obra Social o su integración en su fundación, no lo es menos que para el Banco Sabadell la estructura territorial y financiera de la CAM se adaptaría como anillo al dedo. En su día la entidad catalana birló, gracias al buen hacer del despacho de Miquel Roca i Junyent -actual secretario de su Consejo de Administración- y a la torpeza del equipo directivo de la CAM la adquisición del Banco Atlántico, como también tomó el control del Urquijo, otra de las entidades pretendidas por Roberto López y su comité de dirección que derivaron en un fracaso más de su patética gestión. Por otra parte, el banco que publicita Guardiola daría un salto cualitativo equiparándose al Popular, dando paso al renacimiento del fracasado proyecto de Banca Catalana, que en su momento controlara el extinto Banco de Alicante, en el que la alta burguesía catalana sigue empeñada con la inestimable ayuda del propio Caixabank, que cuando todavía era caja, fuera el máximo accionista de la entidad vallesana hasta su desinversión años después.
Sería deseable que tanto los administradores como MAFO, tengan en cuenta no solamente las premisas económicas, sino manejen también parámetros de sensibilidad social, haciendo posible que o bien los restos de la CAM sigan su rumbo en nao de similar idiosincrasia, o lo sean con la entidad que por su estructura menos necesite optimizar sus recursos humanos, cerrando sucursales y despidiendo trabajadores. La solución pondrá punto final a lo que conocimos como Caja de Ahorros del Mediterráneo, y será punto de partida para el devenir de miles de trabajadores y sus familias, y la todavía cantidad ingente de impositores y sus ahorros. Aplíquense en las plicas, en ello va el futuro de miles de familias. |
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